Los comienzos nunca son fáciles. Todo es nuevo y aparece el
temor a lo desconocido, pero como dijo Charles Chaplin: "La vida es
maravillosa, si no se le tiene miedo." Así, con mucha ilusión, comencé una
nueva etapa.
Hace un mes que empecé a ir a la universidad. Seguro que esto no se lo
esperaba nadie. A excepción de mis padres, que como la mayoría,
desean que sus hijos estudien para ser el orgullo de la familia; en realidad
para que sean alguien en la vida. En fin.
Desde niña siempre tuve grandes aspiraciones. Me imaginaba siendo
una empresaria importante. Miraba a mis padres y eran mi inspiración para
seguir adelante día a día. Soñaba con terminar la escuela, trabajar y formar
una familia.
Ahora he pasado por muchas cosas: buenas, bonitas, feas y malas. Las que
me han hecho madurar a la fuerza, y me sirven como lecciones diarias para
aprender y mejorar continuamente.
Recuerdo una de ellas, cuando mi novio tuvo que ser internado en el
hospital a causa de una fuerte enfermedad. Fueron los peores días de
mi existencia. Verlo en una cama, con suero y piquetes en sus manos. Él
pensando en la muerte, y yo aguantando esas ganas de llorar.
Suplicándole a Dios que cuidara de él. No sabía qué hacer en
esos momentos. Por fortuna, su operación fue un éxito. Poco a poco
logramos salir adelante; en especial, yo sigo brindándole mi
cariño y apoyo, a pesar de que él crea que lo dejaré en algún momento por ser diferente
a los otros chicos.
Actualmente estoy más tranquila en el tema sentimental y emocional, pues
logré superar todo lo abrumador que trastornaba mi mente. Por el
momento, solo deseo enfocarme en mis estudios.
Inicié la carrera de sociología. Hasta ahora este cambio repentino
ha modificado mi vida. Me ha tenido muy nerviosa. Nuevo curso, nueva gente,
nueva escuela, nuevo ambiente. No puedo dejar de pensar:
¿qué pasará a partir de ahora? Muchos me dicen: "Seguro
que te irá muy bien", pero lo dicen solo para motivarme. ¿Tendré problemas
en hacer nuevas amistades? Estar lejos, ¿afectará la relación con mi novio o
con mis antiguos amigos? ¿Y si no le gusto a la gente? ¿Y si ya no me agrada la
carrera? ¿Y si?, ¿y si? Eran tantas inquietudes que recorrían el interior de mi mente. Lo único que hacían era causarme temor e
inseguridad.
El primer día en la universidad toda esa desconfianza seguía. Transcurrieron
los días, se hacía cada vez más interesante esto de estar en la universidad. A
la fecha, aún no me acostumbro completamente, pero me siento bien y contenta de
estar logrando mis objetivos. Afrontando cada uno de
los obstáculos que se interponen en mi camino.
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